De aspecto colorido y sugerente, estas galletas prometen mucho. Sin embargo, a la hora de la verdad, acaban por aburrir enseguida. Los lacasitos de dan un toque que las hacen más atractivas a la vista pero cumplen una función similar a la galleta: aportar solidez. Y la presencia de ámbos elementos hace que el chocolate no destaque y empalagan.
Han querido jugar con las texturas y los sabores y el resultado es poco acertado.
Peeeero: echadas en unas natillas, mojadas en leche fría o como adorno en una tarta pueden resultar muy graciosas y decorativas.
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